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Educación básica
La educación del perro es una materia muy extensa de por sí, pero aparte de algunos de los principios básicos del comportamiento comentados anteriormente, nos dedicaremos a las órdenes básicas que necesitamos para convertir un cachorro en una mascota equilibrada. Una vez las haya aprendido, el animal tendrá una buena base para poder aprender y responder a otras órdenes.
"No" y "Buen perro".
Conviene utilizar una voz dulce y palabras de elogio para premiar el buen comportamiento. Usaremos a menudo palabras como "buen chico", "buena chica", "sí" y el nombre del cachorro. Intentaremos utilizar siempre las mismas palabras y el mismo tono de voz cuando lo felicitemos. Cuando lo regañemos, utilizaremos su nombre y un severo "no"; los cachorros enseguida aprenden cuándo queremos que dejen de hacer algo sólo con el tono de voz y la expresión. Debemos hacerlo durante o inmediatamente después de la acción del cachorro "si lo hacemos al cabo de un rato, no podrá relacionarlo con su mala conducta y lo confundiremos".
"Siéntate".
Para enseñar a un cachorro a sentarse, debemos colocarlo en la posición de sentado presionando suavemente su tercio posterior y diciendo "siéntate". Podemos motivarlo ofreciéndole una galleta. Las clases han de ser breves, pero frecuentes; posteriormente le diremos primero "siéntate" antes de colocarlo en la posición de sentado, así asociará la orden con la acción.
"Ven".
Empezaremos a utilizar la orden "ven" justo cuando el cachorro venga hacia nosotros. Entonces nos alejaremos, le ordenamos "ven" y daremos un premio cuando venga. El próximo paso consiste en lo siguiente: una vez hayamos dado la orden de "siéntate" al cachorro, retrocederemos lentamente, al principio distancias cortas. Si el cachorro se mueve, repetiremos la orden "siéntate". Llamaremos al cachorro diciéndole "ven" cuando todavía esté sentado y le premiaremos por ello. Iremos aumentando las distancias a medida que repitamos el ejercicio. Además, le enseñaremos a esperar cada vez más tiempo hasta la orden ven".
"A mi lado".
Debemos acostumbrar al cachorro a caminar con correa desde pequeñito. Lo llevaremos a nuestra izquierda. Le acostumbraremos a la orden "a mi lado" cuando empecemos a caminar, con el perro cerca de nosotros. Cuando se separe, lo recolocaremos a nuestro lado, a la vez que le repetiremos la orden "a mi lado". Es más fácil enseñar esta orden a los cachorros que a los perros mayores, especialmente porque pesan menos y resulta más fácil recolocarlos a nuestro lado.
Solo en casa.
En algún momento u otro el perro se tendrá que quedar solo en casa, y para la gente que trabaja, a veces será por largos espacios de tiempo. Como animales sociales que son, a los perros no les gusta quedarse solos, pero es importante evitar problemas como lloros continuos o rotura de objetos cuando deban quedarse en soledad.
Es interesante limitar la zona en la que se va a quedar solo, así, el animal se siente más seguro y reducimos el riesgo de desperfectos. Empezaremos dejando al cachorro solo lo antes posible durante cortos periodos.
Al principio es mejor dejando solo cuando está cansado y en su camita, o después de comer o de jugar. Normalmente, el cachorro lloriqueará cuando nos vayamos de su lado y cerraremos la puerta. Sin embargo, es mejor ignorarlo para evitar males futuros.
Enseguida se quedará dormido. Entonces podemos abrir la puerta de nuevo y, así, el cachorrito cuando se despierte podrá venir a buscarnos y no se estresará. Esta pauta debe repetirse y se debe alargar el tiempo que el cachorro se quede solo. Los cachorros que aprenden a quedarse solos cuando son pequeños, se convierten en perros seguros que no generan problemas, como ladridos o destrozos, en soledad, lo que se conoce con la expresión de "ansiedad por separación", comportamiento muy difícil de solucionar en animales adultos.
Horarios de comidas.
Puede parecernos agradable y simpático dar de comer a un cachorrito mientras estamos en la mesa comiendo. Pero lo que empieza como algo divertido en un cachorrito, se puede transformar en un comportamiento inadecuado de un perro adulto, que se sube encima de nosotros o que nos molesta mientras estamos comiendo. Para evitarlo, no debemos dar nunca sobra alguna; así, a pesar de lo bien que pueda oler, el animal no asociará el hecho de ver gente comiendo alrededor de una mesa con el acto recibir comida.
Esta regla debe ser cumplida por todos los miembros de la familia y por los invitados, y nadie debe dar de comer al cachorro mientras dure la comida. Se le acariciará o se le dará alguna golosina en cualquier otro momento.
Ejercicio.
Los cachorros jóvenes realizan suficiente ejercicio físico al estar corriendo y jugando por la casa o por el jardín A medida que se hacen mayores, los debemos sacar a pasear. En cuanto el cachorro llega a casa, hemos de ponerle un collar con su nombre y dirección. Además, tenemos que acostumbrarlos al uso de la correa, antes incluso de que salgan a la calle a pasear. No deben salir de casa o ir a la calle hasta que no estén correctamente vacunados e identificados con microchip.
A los perros les encanta correr y explorar a su aire, por ello, siempre que sea posible, en un lugar seguro, les dejaremos correr sueltos. Debemos educarlos para que acudan cuando los llamemos, antes de permitir que caminen sin correa.
Baño y cepillado.
Por lo general, los cachorros no necesitan muchos baños o cepillados, pero conviene se acostumbren a ellos. El pelo de un perro adulto ha de ser cepillado o peinado de manera habitual para que se mantenga limpio. Las razas de pelo corto requieren cepillados ocasionales. Las de pelo largo necesitan cuidados más regulares o incluso a diario, y precisan de cepillos especiales, en función de la raza. A veces, los perros se restriegan sobre cosas malolientes, o desprenden un cierto olor cuando vuelven de la residencia canina. El baño puede ser divertido para el perro, y es mejor empezar cuando es un cachorro para que habitúe. Los perros de pequeño tamaño se pueden bañar en la bañera, pero los de razas grandes se deben bañar en el exterior, en un barreño, con una manguera o llevándolos a la peluquería. Es recomendable utilizar agua tibia y champú, y enjuagar y secar al cachorro con toalla y secador. Algunos perros disfrutan con la sensación de frescor después del baño o del cepillado, y ello fomenta el vínculo perro-propietario.